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jueves, noviembre 17 

Gracias Don Alejandro

La verdad es que me hubiera gustado escribir mas estos días, pero entre viajes, trabajo y otras pequeñeces no me había dado tiempo, pero aquí estoy.

Una de las cosas que me gusta de viajar fuera de donde uno vive es que se tienen experiencias nuevas todo el tiempo. Se conocen lugares nuevos, aspectos de tu trabajo distintos y, lo principal, personas diferentes.

En el viaje que acabo de tener al norte del país me tocó recorrer lugares bien apartados, en uno de ellos conocí a una persona con la cual compartimos un almuerzo, y algo más.

Don Alejandro, un caballero bonachón, de unos 80 años. Muy simpático para conversar y risueño. Estábamos almorzando y la conversación llegó a un punto en que don Alejandro nos empezó a contar como había llegado a este lugar tan especial.

Nos contó sus inicios, un emprendedor de tomo y lomo que tuvo mucho éxito, viajó por todo el mundo y se daba lujos que no cualquiera podía.

Mientras hablaba noté que todas sus palabras y comentarios estaban con un tono de nostalgia, de frustración. Nos contó los proyectos que había tenido y me di cuenta que al cabo de un tiempo nos había contado como varios de sus sueños se habían desvanecido, sus diversos proyectos nunca se habían concretado.

Hasta ahí todavía no entendía mucho el trasfondo de lo que estaba tratando de decir (soy muy busquilla en eso), hasta que empezó a hablar de sus hijos. Se le pusieron húmedos los ojos y se abrió como si nos conociera de toda una vida (éramos 4 personas).

El hecho de haber realizado todo por los hijos y que éstos al final no siguieran sus caminos y sus proyectos no lo podía entender. Nos preguntaba que qué había el hecho mal para que le hubiera pasado todo aquello: sus hijos no se involucraron en sus proyectos de negocios, al no resultarle sus proyectos vinieron los problemas económicos y las peleas familiares. Todo mal, después nos contó que sus hijos no habían tenido éxito en sus matrimonios, incluso que cuando el ultimo se separo él entró en una depresión que le duró 5 años.

Nos preguntaba el por qué pasaba esto, con lagrimas nos comentaba que asumía su culpa de haber involucrado a sus hijos en sus proyectos y de haberlos influenciado en sus elecciones.
Concluía, con su risa siempre presente, comentándonos que a su edad le había tocado pasar de todo, hoy sentado con nosotros en un lugar a 3 horas de la ciudad más próxima y en su tiempo alojándose en los más lujosos hoteles europeos.

Preguntaba: ¿Por qué plantar árboles que producirán más allá de lo que uno vive? ¿Por qué hacer cosas que en el fondo uno no las disfrutará?

Quedé marcado por esta persona, al final de su vida se había dado cuenta que había pasado todo el tiempo haciendo las cosas por los demás, pero con un sentido de apego, buscando el dejar un legado y ser reconocido… por sus hijos….por sus pares. Siempre buscando el ser más para afuera, en vez de ser más para adentro.

Al final, cuando le comentamos que su historia era para escribirla se paró y fue para dentro de su casa…. Nos trajo un escrito que puso sobre la mesa y nos comenta que ahí están plasmadas sus ideas y varias de las cosas que el ha pensado en su vida.

Cuando vi de qué se trataba quedé mudo, era el proyecto de titulo de uno de sus hijos. Vaya dualidad, por un lado reconoce sus culpas, pero por otro hasta hoy inconcientemente muestra como el manejo e influyó en la vida de los que estaban con él.

Cuando uno no logra las expectativas que tiene en la vida es cuando se frustra, sufre. Lo peor de todo es que el juego de la mente humana se basa en eso, en tener expectativas insatisfechas….en el momento en que logras algo (satisfaces una expectativa) inmediatamente nace otro deseo, otra esperanza. Este es el eterno juego, juego racional. Entretenido por cierto, pero atestigüémoslo. Si somos concientes de el lo disfrutaremos más, siendo concientes no tendremos apego, que es el problema. El apego es el que causa el dolor o sufrimiento cuando uno no logra algo o cuando uno pierde algo.

A don Alejandro le pasó eso, vivió su vida llena de proyectos, expectativas, anhelos y deseos de cómo le gustaría que fuera su vida; no solo eso, sino que también la vida de quienes lo rodeaban.

Uno llega sin nada y se va sin nada. En el transcurso nos pasaran varias cosas, tendremos mucho en algunos instantes, así como podremos no tener nada en otros. Lo importante es disfrutar cada momento desde adentro, si hacemos las cosas de corazón dejaremos un legado que perdure en el tiempo, y lo más importante que será valorado por quienes también actúan de corazón.

Don Alejandro, 77 años, en el atardecer de su vida. Que ganas de decirle que entre el atardecer y la medianoche aún le queda tiempo, tiempo para poder quererse y vivir cada momento por lo único que es. Que si quiere plantar un árbol que va a producir 30 años…. lo haga, pero que no lo haga pensando el lo que va a producir, sino que disfrute el plantarlo y verlo crecer día a día.

Querido Ovo:

Qué rica experiencia tuviste. La verdad es que hay tantos Don Alejandros, personas que no se dan cuenta que la vida no hay que planearla tanto, sino vivirla mucho.

Yo estoy disfrutando a mi hija todo lo que puedo. La verdad es que lo que me dijiste, yo ya lo hacía. Tanto Felipe como yo, llegamos a la casa y nos ponemos a jugar con ella. A veces, pasamos varios días sin siquiera ver las noticias, porque a esa hora estamos acostando a la Francis. Optamos por no poner cable en la casa, para no ver televisión. Prácticamente lo único que vemos son películas infantiles.

Aún así, el tiempo pasa volando, y sin darnos cuenta, crecen... pero es la vida y de todas formas la aprovecho.

Un abrazo a la distancia...
Mónica.


PS: Aunque no creas, el sábado hubo gente de provincia en el taller. Ojalá puedas venir la próxima vez.

Que lindo y tierno a la vez con cariño
Namaste!

es que dar buscando recompenzas nunca es bueno... dar con las manos abiertas por el simple placer de dar abre las puertas al corazón de los otros... un abrazo

Hola

Sabes que los hijos aunque sean de uno, no es posible gobernarlos toda la vida, los valores y educación que les demos influirán en su vida futura, pero no será determinante a la hora de cada uno cumpla tome una decisión.

Me imagino que afecta y pega la separación de un hijo, así como a un hijo le pega la separación de sus padres.

El destino y la forma de llevar la vida pondrán siempre al final su cuota de valor determinante.

Muy bonita historia, Admirable al Sr. Don Alejandro, siempre hay que sembrar, no para uno sino para los demás, ya habrá quien haya sembrado lo que nosotros disfrutamos.

Un saludo cordial

Nelson

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