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jueves, noviembre 3 

¿Por que cuesta tanto?

Cada vez que creo estar avanzando en este intrincado proceso de abrazar la vida inmediatamente el péndulo comienza a devolverse. Es raro, es como sentir que a medida que uno va descubriéndose va alcanzando clímax más profundos, más intensos, en donde uno puede en cada oportunidad sentir el momento, ser; sin embargo de un momento a otro el péndulo se devuelve y vuelven a aparecer los miedos, frustraciones, “trancas”…. Los fantasmas como yo los llamo. Lamentablemente cada lado del péndulo se hace más intenso.

En realidad no se si es lamentable o no. Isha (a quien he mencionado anteriormente) comenta en su libro “La revolución de la conciencia” que durante el proceso de “sanación” uno tiene que abrazar, sentir, en fin, vivir sus miedos y temores; solo así se podrán absorber y solos nos dejarán. En este proceso uno tiene que ser conciente, pero cuesta.

Escribiendo me doy cuenta que en realidad no es que el péndulo se devuelva, sino que avanza; y para avanzar hay que ir aceptándose y queriéndose.

No es fácil mirar las cosas que a uno le han pasado, las cosas que a uno le han impuesto a través de los “modelos” (pero que al fin voluntariamente has aceptado) y que han marcado tu vida. En el momento en que empiezas a ser conciente empieza tu pelea, eterna pelea entre tu ser (lo que llamamos corazón) y tu deber ser (lo que llamamos cabeza). Vaya batalla!, lo peor es que a medida que te vas conociendo más adentro más intensa se hace, por lo menos en mi caso.

Uno se llega a cuestionar todo, dan ganas de no tener, de no ser. He llegado a sentir que lo único realmente mío son mis hijos y que todo el resto es producto de lo que he sido….para los demás.


Espero ir encontrando el camino que me permita ser, ser con mis cosas, con mis fantasmas, conmigo.

¿Por qué cuesta tanto?

Ovo, como en toda batalla, la clave para el triunfo no está en las armas ni en los escudos que utilices, sino en la estrategia que sigas. Y un buen estratega sabe, que para vencer cualquier batalla que enfrente -por difícil que ésta le parezca- supone, antes que cualquier otra cosa, conocer al enemigo. Por lo que escribes, pareciera que tu enemigo en esta batalla son tus propios miedos y temores, los "fantasmas" como tú los llamas. Y estos "fantasmas" no pueden ni deben vivirse, simplemente, porque no tienen más existencia que la que tú mismo les das o permites que tengan. Por el contrario, para ganar esta batalla, ya sabiendo cuál es el enemigo a derrotar, la estrategia debiera apuntar a descubrir cuál es la debilidad de este enemigo. Y su debilidad no es otra, que el hecho de que su existencia depende exclusivamente de tí. No permitas que tu propia existencia se vea empañada con "fantasmas" que tú mismo has dejado existir. Suerte!

Bisturí, gracias por tus palabras, me vienen muy bien en estos momentos.

Que lastima no poder ver un blog tuyo, si no lo tienes creo que vale la pena que lo hagas. Tu sabiduría y lucidez no se pueden desperdiciar.

El sufrimiento no solo es por fantasmas, sino tambien por la incertidumbre de las expectativas futuras. Mi caso es el de los fantasmas, que coincido contigo yo he creado. Igual me pregunto: ¿Cómo abordar el sufrimiento causado por las expectativas que uno se crea?

Un abrazo

OVO

Gracias por alentarme a escribir un blog propio, pero por ahora creo mejor contribuir con algunos pensamientos o pequeñas reflexiones, en relación a los temas que tratan o preocupan a quienes visito en sus blogs.
Te inquieta la incertidumbre de las expectativas futuras, y te preguntas cómo abordar el sufrimiento que esto causa en quien experimenta dicha inquietud.
Creo que, a diferencia de los "fantasmas", las expectativas son luces en el camino, y no sombras. Los "fantasmas" no generan incertidumbre, precisamente, porque su efecto propio es impedir que uno avance; y no existe nada más seguro en la vida, que la inmovilidad. En cambio, las expectativas necesariamente suponen incertidumbre, en cuanto ellas -como la palabra misma lo indica- implican dos actitudes por parte de quien las tiene.
En primer lugar, el esperar algo, algo que no se sabe si va a suceder o no; si de suceder, será o no lo esperado; y si de ser lo esperado, ese algo coincidirá o no con la representación personal que de dicho algo fue concebida por quien tuvo la expectativa.
Aún cuando esta primera actitud de quien "expecta" pueda inquietar, por lo incierto de sus resultados, la verdad es que ella va unida a una segunda actitud: la esperanza, aquel sentimiento que, pese a la inquietud que provoca la incertidumbre, mueve al ser humano a seguir adelante. De ahí, entonces, que el sufrimiento que pueda experimentar quien tiene expectativas en la vida, no es más que otra manifestación de sus propios "fantasmas". ¿Cómo abordar este sufrimiento? Entendiendo y aceptando que la esperanza es la única garantía a la hora de esperar algo, y que la única forma de avanzar en la vida es esperando algo de ella. Suerte!

Ovo, muchas gracias por lo que escribiste en mi post ("Carta a un amigo triste"),
Estuve leyendo el tuyo y me gustó lo que escribes...
Te visitaré seguido!
Saludos cursivos,

Lo ideal amigo mi es saber discernir entre una cosa y otra, manteniendo esa balanza en su justo equilibrio.

Muy bueno y reflexivo tu post.

Un abrazo.

Nelson

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